jueves, 28 de julio de 2011

Segundo Libro. Capítulo 2: Estrellato.

Jador despertó en una habitación con un olor totalmente a nuevo. Miró las blancas paredes y lo extensa que era aquella habitación de hotel. Se levantó de la cama y se estiró, se removió algo el pelo y pudo percatarse el olor que éste contenía: una extraña mezcla entre humo de tabaco, con un vaso de Vodka derramado sobre él, su típica colonia, además de laca y otros productos del pelo.

Decidido, se dirigió hacia la ducha en predisposición para darse un buen baño de agua caliente y así espabilarse, arreglarse y salir para una gran sesión fotográfica destinada a una revista de moda.

Mientras dejaba que las gotas de la ducha cayeran sobre su cabeza y a su vez resbalaran por su espalda y pecho, mojando de esta manera todo su cuerpo, recordaba lo que había pasado hacía unas semanas. Él se hallaba en la parte trasera de una gran plató sobre una cadena de televisión, mientras fumaba un cigarrillo y vestido con un diseño totalmente exclusivo y llamativo, vio como una persona bastante familiar merodeaba entre la oscuridad y los diversos claves para las diferentes cámaras. El corazón de Jador latía incesantemente al ver de quién se trataba, no podía creerlo siquiera. Vio su cabello largo, rizado y de color caoba moverse al son del viento, mientras su ropaje, formado por complementos normales pero con un toque de modernidad, y con telas de seda y algodón, se movían según sus pasos de un lado para otro con la misión de pasar desapercibida y no ser descubierta por el joven. Aún así Jador pudo verla. ¿Cómo podía ser que aquella persona estuviera allí? ¿Cómo podía ser que tras todo lo sucedido, estuviera a su alcance? Jador no entendía absolutamente nada y lo mejor que hizo fue apagar el cigarrillo y volverse a meter en aquel plató de televisión estadounidense para continuar con su entrevista.

Apartó aquellos pensamientos de su cabeza y cerró el grifo evitando que se derrochara más agua, se secó su cuerpo con una toalla de grandes dimensiones, bastante suave, y se dirigió hacia el lado de la cama dónde tenía el diseño que debía llevar aquella mañana. Pintura en los ojos, maquillaje en su rostro, pelo alisado y peinado, indumentaria en su cuerpo y paquete de tabaco en mano. Listo. Estaba totalmente preparado para salir a la calle y enfrentarse a aquella sesión fotográfica.
No tenía un manager aún como mano derecha, pero sí poseía ayudantes de su equipo personal los cuáles le ayudaban siempre que era necesario y le controlaban su ajetreada agenda siempre llena de compromisos como famoso internacional.

Dejó atrás las puertas del hotel y continuó su camino hacia el coche que se encontraba justo delante de la puerta de éste. Muchos fans corrieron a su encuentro con diversos bolígrafos y rotuladores, además de fotos y pequeños cuadernos en los cuáles poder recibir una firma por parte de su ídolo, pero fue demasiado tarde para ellos puesto que el coche arrancó lo más rápido posible para evitar tardanzas a la hora de la sesión.

Jador se encontraba en aquel coche totalmente tapizado por cuero y la ventanilla abierta. Era de grandes dimensiones con cuatro asientos, cada par situado en frente del otro. Mientras bebía una botella de agua del tiempo, observaba las calles de aquella ciudad tan famosa mundialmente, Nueva York. Olía el aroma del exterior mezclado con agentes contaminados del aire provenientes de diversos tubos de escape y mil factores más. Jador veía diversos carteles anunciando su concierto al día posterior a ese mismo. Se preguntó si la gente que caminaba por la acera y que se encontraban próximas al coche, serían capaces de verle, pero visto la reacción, Jador se percató que era imposible por muy extravagante que fuera. Lo agradeció, estaba realmente cansado.

El coche llegó a su destino, e inmediatamente todos excepto el conductor, bajaron del coche dirigiéndose a paso ligero hacia aquel almacén poseedor de diversos trajes y mil objetos más perfectos para hacer sesiones fotográficas a gran escala, nivel y profesionalidad. Abrieron la puerta al que ya consiguió la fama gracias a la esfera y pudo visionar que había un pequeño grupo de periodistas con cámaras propias y con una radiante sonrisa esperando un grato saludo por parte de él. Jador se dirigió hacia su ayudante más próximo, Gustav y le preguntó algo molesto con un perfecto inglés adquirido gracias a la esfera también:

—Gustav, ¿en serio que tengo que hacer también una entrevista hoy?

—Lo siento, Jador. Es necesario para Nueva York y para la revista, así lo exige el jefe de la empresa. Si van a hacerte una sesión fotográfica, deben adquirir unos conocimientos sobre ti por muy repetitivos que estos sean y bien leídos hayan sido por todo el país.

—Lo sé, Gustav, pero sabes perfectamente que me van a preguntar lo mismo que todas las veces, estoy realmente…

— ¡Hola, Stars-Flash! ¡Nos alegramos demasiado el verle! Queríamos hacerle unas simples preguntas para la revista—interrumpió la entrevistadora mientras le saludaba con un buen y firme apretón de manos.

—Buenos días, Señora…

—Corrigan, Señora Corrigan—respondió la entrevistadora sonriente.

Jador no contestó y continuó hacia delante ya que el fotógrafo más emblemático de aquella sala lo estaba llamando. Comentó junto con el reciente artista diversas poses y varios planos que podía realizar junto con varios objetos u otra indumentaria necesarias para la sesión. Jador resopló lo más disimuladamente posible y comenzaron con la sesión.

Por la mente del joven pasaban diferentes imágenes sobre los conciertos que hubo dado. Mientras le oprimían los fotógrafos para realizar diferentes poses sujetando varios objetos representativos sobre la sesión o llevaba varios diseños realmente molestos y ajustados, pensaba sobre cómo debía actuar al día siguiente ya que estaba bastante nervioso y cómo debía contestar de manera simpáticas a aquellos periodistas. En varias ocasiones los fotógrafos le riñeron por no hacer los que ellos decían justo al pie de la letra. Lo peor para Jador es que aquellos periodistas lo apuntaban todo en sus libretas, apuntaban cada detalle y cada error para atacarle de una manera más contundente y más agresiva usando sobre todo apuntes como prueba de ello y no ser juzgados como sucios y rastreros mentirosos.

Cuando hubo terminado la sesión compuesta por tan sólo diez fotos pero con cuarenta realizadas, se sentaron los tres periodistas junto con Jador en una mesa redonda de color blanco con sillas de plástico. Comenzaron a hablar y a realizar preguntas que Jador ya hubo contestado como más de cien veces contadas.

Cada pregunta era un suplicio para la espalda su espalda. El diseño que llevaba aquella mañana desde que se tomó aquella ducha era realmente pesaroso y muy pesado, demasiado molesto. Los periodistas se dieron cuenta de su desagrado y al momento lo apuntaron en su cuaderno para atacarlo de nuevo a la hora de redactar la entrevista.

Jador pudo ver que algo pasó por la ventana a gran velocidad. Sus ojos viraron a la misma rapidez que esa cosa pasó. Los periodistas al haberle hecho una pregunta cuatro veces y no obtener respuesta, le llamaron la atención, por lo que Jador tenía otro ataque más a la hora de estos redactar la entrevista. La periodista y entrevistadora central, le preguntaron:

—Te repito la pregunta a la quinta vez: ¿De dónde proviene tu nombre artístico?

—Esa misma pregunta me la realizan cuantiosas veces, ¿sabes? Pero te la respondo como a todos que la realizan. Mi nombre proviene de las personas, todas las personas somos estrellas que podemos relucir de una manera u otra. Todas relucimos siempre de alguna manera y yo pienso eso, que yo, al igual que todos mis fans, relucimos como estrellas que somos, estrellas rápidas, como “Stars-Flash”.

Al terminar la respuesta Jador pudo percatarse de ver la misma sombre e incluso mucho más cerca de su situación. Los periodistas continuaron con su aglomeración de preguntas pero él de nuevo hizo caso omiso y continuó observando el exterior. La sombra apareció justo delante de él, por lo que se sobresaltó de una manera impresionante casi tirando al suelo la mesa, salió corriendo hacia la puerta y llegó a la zona en la que se encontraba la sombra. Los periodistas totalmente sorprendidos e impresionantes ante el impulso del artista, cogieron sus cosas y se fueron de aquel lugar en el coche bastante disgustados ante tal actitud. Gustav corrió hasta Jador  y le preguntó asustado:

— ¡¿Jador, joder, qué coño te pasa?!

— ¿Te acuerdas de aquella persona de la que te hablé y con la que pasó aquello en Málaga?

— ¡Sí, lo recuerdo!

—La acabo de ver… Es más, la vi también hace tiempo, observándome mientras se intentaba esconder, pero la pillé.

— ¿Cómo puede ser que haya venido hasta aquí?—preguntó un Gustav más relajado.

—Ni lo sé, pero tengo miedo Gustav, no sé de qué es capaz, ¿sabes? Encima la entrevista ha sido una gran mierda, ya verás las críticas y sobre todo las fotos.

—Bueno, no te preocupes, lo importante es el concierto que des mañana, la entrevista sólo dará que hablar de ti y punto—le tranquilizó mientras se iban de allí.

Jador continuó observando el lugar, pensaba que se estaba volviendo loco y que la fama lo engullía lentamente.

3, septiembre, 2016