Todo se iba quedando en cenizas. Las calles se tornaban a un
tono rojizo, con escombros por todas partes y con neblina. Los gritos de las
personas callaban debido a los impactos de las esferas. Jador sabía que había
cambiado el transcurso de la historia y que días anteriores, debido a ello, los
demás países ya habían tenido serios y graves ataques. El mundo creía que se
trataban de ovnis intentando hacerse con el planeta, pero Jador sabía bien que
no era nada de eso, se trataban de las esferas.
Corría, y cuanto más corría más difícil le era poder huir de
los ataques. Jador perdió de vista a su familia, y no pensaba que estuvieran
muertos, incluso tenía la leve certeza de que aún se mantenían con vida. En una
lucha por su supervivencia, debía encontrar a su esposa Sophie e hijos, no
podía dejarlos atrás y solos, mucho menos siendo él el causante de todo
aquello.
La sangre bañaba las calles y los cuerpos inertes de las
personas creaban obstáculos. Jador corría todo cuanto podía, mientras que las
esferas atacan sin previo aviso contra su cuerpo chocando en las paredes o en
el suelo. Llego por fin a lo que hace unas horas fue su casa. Como bien pudo,
caminó por encima de los escombros y piedras a pesar de las esferas que
continuaban cerniéndose sobre él. Oyó un grito, un grito similar al de Sophie,
inmediatamente gritó su nombre para recibir respuesta, pero no. Entonces, un
zumbido grave comenzó a resonar por todo
los rincones. Jador alzó su vista y pudo ver que la esfera de mayor
tamaño sobrevolaba su cuerpo y de ella emanaban más esferas de menos tamaño
todas cayendo en su dirección. Jador no pudo evitar recibir el impacto de tales
bombas, por lo que se agachó contra el suelo y en ese mismo instante, fue
cuando vio aparecer la figura de su esposa y dos hijos en sus brazos, gritando
como antes y recibiendo impactos de las esferas. Sus cuerpos quedaron quemados
y yacientes en el suelo, mientras Jador notaba cómo la primera esfera le
llevaba a otro mundo diferente del suyo. Así continuamente, hasta recibir el
mayor impacto de todas ellas y desaparecer.
Durante unos segundos, estuvo divagando en una habitación
oscura y de gran tamaño. No veía absolutamente nada, sólo oía a lo lejos los
gritos de las personas, gritos desgarradores y de dolor. Notaba cómo su cuerpo
flotaba en el aire, y cómo se iba movimiendo lentamente por aquella sala, hasta
llegar a algún punto y parar. Notó una brisa fresca pasar por él a gran velocidad,
y al instante, una extraña voz que le hablaba. A pesar de los gritos, podía oír
con bastante claridad todo lo que le decía.
—Has cambiado el transcurso de la historia, has fallado.
Jador se mantuvo en silencio. No quería hablar y tampoco
replicar, estaba expectante a lo que dijera a continuación:
—Veo que no podías con todo, que aquellos sueños te eran
difíciles, que no pudiste superarlo.
El chico aún se mantenía en silencio. Al momento, oyó un
fuerte alarido que le hizo estremecerse y tener escalofríos, y se encendió una
pequeña luz que al menos con ella, Jador podía observar quién le hablaba. Su
rostro era esquelético, con extraños trozos de piel secados y adheridos al
hueso y con unos ojos de iris azul claro. Jador seguía en su sitio, le era
imposible poder moverse. La cara, siendo iluminada de manera grotesca por la
luz, comenzó a hablar nuevamente:
—Tu vida ha sido muy larga y dura. Has pasado desde poca
edad y ser discriminado por tus compañeros, a llegar a tener una familia y
acabar con el mundo tú solo. La esfera jamás aprenderá.
— ¿Qué no aprenderá?—preguntó Jador atreviéndose por fin.
—No aprenderá que debe ayudar a las personas, ¿crees que no
ha ocurrido esto más veces? La esfera va a por lo más débiles, se fija en
ellos, le da una mejor vida y finalmente los sucumbe en su luz para devorarlos.
Jador tragó saliva lentamente ya que se le formó un nudo en
la garganta, por consiguiente, se fijó en los ojos de aquella cara y preguntó:
— ¿Qué me va a pasar?
—Has tenido muchas suerte, chico. Todos los demás que han
caído como tú, no pudieron sobrevivir tanto tiempo. Todos murieron al instante
en que ella salió de sus cuerpos y los devoró. Contigo fue difícil. Te ha
intentado engañar, te ha intentado llevar a otros mundos más complicados para
ti para poder allí devorarte, y no lo ha conseguido, aún sigue con vida y te
está atacando en lo que más te duele.
Durante un momento se produjo el silencio, luego, con una
voz más grave que anteriormente, contestó a la pregunta que Jador se hizo en su
cabeza:
—A tu familia.
Por un momento el corazón se le paró y no sabía qué hacer.
Tenía ganas de llorar, pero no podía. Tenía ganas de vomitar, pero tampoco
podía. En aquel instante estaba como atrapado en sí mismo, sin poder moverse y menos reaccionar,
sólo pensar. Después, tragando saliva de nuevo, dijo:
— ¿Qué es lo que debo hacer para que lo que más me ha hecho
feliz en la vida siga viviendo?
—Deja que la esfera te devore.
Aquellas palabras fueron contundentes y rápidas. Una
respuesta bastante obvia y que incluso aquella cara pensaba que Jador la tenía ya
en mente. El chico cambió de dirección sus ojos, y finalmente quiso saber por
qué las cosas habían sido así. Tragando otra vez saliva y esta vez más espesa
que antes, preguntó:
— ¿Por qué todo me ha ido tan mal? ¿Me lo podrías explicar?
—Mucha gente tiene problemas en su vida. Estabas pasando por
una fase mala, una fase que podrías haber superado, pero la esfera apareció.
Ella trabajó como bien sabe. Absorbe el bien de la gente, y contigo, como ya
dije, fue complicado, pero pudo en parte. Sobre todo pudo cuando comenzaste a
asesinar a todas las personas de tu pasado. Como ya viste te ha engañado de
todas las maneras posibles, Jador y has llegado hasta mí. Yo soy la última cosa
que verás en tu vida. Estás a punto de morir y no vivirás más, ni respirarás,
ni verás a tu esposa, pero por ella, por tus hijos, debes hacerlo.
— ¿Y si no te creo?
—Soy la Muerte, soy el ser que te llevará a otra vida
diferente, a otro lugar ya especial para ti. Has llegado hasta mí porque
relativamente ya estás muerto, pero sólo queda que la esfera te devore, tu
cuerpo ya es inerte.
—No puedo, me es imposible. He luchado muchísimo por vivir
bien, me he alejado de todo en una pequeña casa, he vivido grandes amores y
pasiones, he sufrido por seres creados por la esfera… Merezco vivir por fin
bien…
—Te entiendo, pero llegó tu hora, Jador. No te dolerá, por
eso no te preocupes, pero sí morirás e irás a otro sitio mejor, yo te
acompañaré.
Jador sabía que por mucho que suplicase o diera lástima, no
podía convencer a la propia Muerte de que debía seguir vivo. Aceptando su crudo
destino, asintió con la cabeza y al instante, volvió a la vida real mientras se
levantaba poco a poco de los escombros donde yacía su cuerpo. Miró hacia atrás
y su familia seguía en el suelo. Corrió hasta ella y les dio la vuelta a cada
uno para poder verle la cara, no estaba dispuesto a que la cara de la Muerte
fuera lo último que viera, debía ver el rostro de su esposa, de sus hijos, de
lo que le dieron la mayor felicidad.
De nuevo el zumbido se hizo presente en el lugar y la esfera
de mayor tamaño ya se puso sobre su posición. Jador alzó la vista y gritó,
gritó como nunca, intentando hacer que desapareciera, que se fuera, que se
largara, que aquel era su momento y no aún su hora de morir.
Acurrucándose a los tres cuerpos sin vida de su familia, les
dio un fuerte abrazo y sintió aún el pequeño calor que sus cuerpos mantenían y
que poco a poco se iba esfumando. Seguidamente, dio un pequeño beso en los
labios de su esposa y le dijo mirándola a los ojos cerrados: <<Te amo, mi
vida, mi reina, siempre lo haré>>.
Luego, se puso en pie, preparado para su destino, y la
esfera plasmó un rayo de luz hacia su cuerpo. Poco a poco, Jador notaba cómo su
piel se iba desgarrando de su cuerpo y seguidamente los huesos, todo por partes,
hasta quedar una cavidad ocular por la cual, podía ver cómo su familia iba
despertando lentamente y el ambiente transformándose a lo que era antaño,
luego, Jador no volvió a existir nunca más.
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